
​Héroes Invisibles
Antonio Moreno
Padre de Elena
Como en un tsunami, los momentos de máxima tensión se viven con intensidad, pero sin pensar. El cuerpo actúa por supervivencia ante un fenómeno que está fuera de nuestro control. Pero, después de la ola queda el silencio; un momento post estrés, donde reecontrarse con la realidad no es sencillo. Antonio es el padre de Elena y ha llegado el momento de recomponer su vida después del tsunami que le arrasó hace 8 años.
Padre de una niña de 8 años con una enfermad renal crónica desde que nació, Antonio sabe lo que es convivir con un hospital. Al terminar la baja maternal de su esposa, él decidió dejar su empleo porque la complejidad de la situación que presentaba esta pequeña exigía la dedicación total de uno de los dos. En su caso, fue él. Ahora, después de meses de hemodiálisis acudiendo al hospital cuatro veces por semana y de haber pasado por el trasplante, ahora, parece que llega la calma de su tsunami. “Ahora aparece la llamada ‘balanza emocional’ que digo yo. Tu hija empieza a estar bien y empiezas a pensar un poquito en ti mismo. Esto es casi peor porque te das cuenta de que existes. Lo que antes no te preocupaba, ahora te preocupa, porque al final ves que tu hija va bien y que está empezando a hacer una vida y que tú tienes que empezar a hacer otra.” - explica Antonio. Intentar volver a la normalidad una vez pasada la fase aguda de la enfermedad es muy complicado para los padres porque se sienten vacios. Es un momento de post estrés en el que hay que volver a buscar un equilibrio emocional y social. Este trastorno emocional es muy frecuente y es uno de los efectos secundarios que tiene la enfermedad de los niños en sus padres.
Según un estudio realizado por el Gobierno de las Islas Baleares sobre la enfermedad renal crónica pediátrica, uno de los retos que plantea esta enfermedad es la conciliación con la dinámica familiar y, en este sentido, los divorcios en estos padres son muy frecuentes. Como Antonio defiende, “a nivel de pareja te enfrías porque estás
cansado, tienes preocupaciones…y te distancias porque la implicación
del que deja de trabajar es máxima, no porque la otra persona no se
implique, sino porque tu vida gira 24 horas en torno a la enfermedad
de tu hija. Pero mira, la suerte de tener alguien a tu lado en el
mismo camino es que al final las cosas vuelven a surgir.”-
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Como en un tsunami, de toda situación inesperada se puede
aprender una lección o recabar una enseñanza. Antonio lo ha
hecho: para él, Elena ha sido el clic que le ha enseñado a dar valor
a las cosas que realmente valen la pena.
“Desde que nació Elena soy otra persona y mi escala de valores ha cambiado totalmente. El poder estar bien, simplemente estar bien. Levantarte un día y que no te duela nada, ¿qué más quieres?” -.